Los “reyes” no defraudaron; estuvieron a la altura de la historia de la Copa del Mundo y de la final. El mundo futbolero se había preparado para verlos en acción en un duelo que los tenía como los grandes protagonistas y ellos no fallaron; todo lo contrario. Entregaron mucha acción, buen juego, goles, mucha actitud, clase extrema y entrega.
Lionel Messi y Kylian Mbappé, compañeros en PSG, fueron piezas claves en un partido cambiante, explosivo, emotivo, al que no le faltó ningún condimento y que será recordado como uno de los grandes juegos decisivos en la historia de los mundiales.
Estaba clarísimo que al máximo escalón del podio sólo iba a poder acceder uno, aunque la gran final de Qatar 2022 iba a decidir algo que más que el trofeo colectivo. “Leo” y Kylian peleaban no sólo por llevar a sus selecciones a lo más alto; sino que además tenían la chance de terminar el certamen como máximo goleador y como la figura de la Copa. Y la gloria, en este caso, fue repartida.
Messi, que había arribado al duelo decisivo con una luz de ventaja sobre su compañero de fórmula en el equipo parisino, con cinco goles y tres asistencias contra los cinco tantos y dos asistencias del francés, logró ponerle el broche de oro a una carrera de ensueños, de película, digna de una leyenda.
Leo lo hizo todo. Derribó todas las barreras de los récords. Logró la gloria eterna y lo hizo de punta a punta. A lo largo de toda la Copa fue el líder de una Selección que mereció consagrarse más que ninguna. Y la rompió en duelo en el que deben aparecer los grandes.
Marcó dos goles durante el partido y aportó un grito en la tanda de penales; pero eso no fue todo.
Además, fue el autor intelectual de uno de los goles más lindos de este torneo. Fue él quien dio un toque mágico para Julián Álvarez, que cedió para Alexis Mac Allister, quien se encargó de una asistencia perfecta para el 2-0 de Ángel Di María.
Pero si un partido que pintaba para terminar de manera tranquila para Argentina se complicó, fue por obra y gracia de un crack que, con sólo 23 años, tiene todo para recibir el trono que Lionel dejará tras la noche mágica de Lusail.
Mbappé fue clave para revivir a una Francia que parecía estar groggy; para devolverle el alma al cuerpo y para forzar la tanda de penales, esa que le entregó la cuota de dramatismo y emoción a un partido para el infarto.
Fue él quien se encargó de cambiar por gol un penal sobre Randal Kolo Muani; y un minuto más tarde anotó el 2-2 tras una cesión de Marcus Thuram con una volea cinco estrellas.
Pero hubo más de su repertorio dorado. Cuando el tiempo suplementario se moría y Argentina parecía consagrarse gracias a otro tanto de Messi, volvió a ejecutar con clase un penal para estirar la definición. Ese tanto le sirvió para superar por un gol a Lionel, para coronarse como el máximo anotador de esta Copa del Mundo y para llegar a su gol número 12 en la historia de los mundiales (quedó a cuatro del alemán Miroslav Klose, el máximo anotador en esta competición). Sí; más allá de que no pudo lograr su segunda Copa, lo Mbappé también fue brillante.
Una de las finales más emotivas de la historia coronó a Messi como rey y dejó en claro que Mbappé es el príncipe, que tiene todo para continuar su legado.